México en la senda de los derechos
En respuesta a una acción legal emprendida por una organización de defensa de los derechos de las mujeres, el 6 de septiembre la Corte Suprema de México declaró inconstitucionales los artículos del Código Penal Federal que criminalizaban el aborto. La decisión despenaliza efectivamente el aborto y obliga a las instituciones del sistema federal de salud a facilitar el acceso al procedimiento a cualquier persona que lo solicite. Los grupos feministas mexicanos seguirán presionando para que se modifiquen las leyes estaduales en los 20 estados (sobre un total de 32) que aún cuentan con legislación que penaliza el aborto. También se están volcando al monitoreo de la implementación para garantizar que las previsibles resistencias en burocracias e instituciones médicas no supongan barreras para el acceso, especialmente por parte de personas de grupos excluidos.
Mientras los derechos de las mujeres se encuentran bajo ataque en los Estados Unidos, el 6 de septiembre se produjeron avances al sur de la frontera, cuando la Suprema Corte de México declaró inconstitucional la prohibición del aborto. La decisión despenalizó efectivamente el aborto en todo este vasto país federal, hasta ahora caracterizado por un mosaico legislativo.
La reciente sentencia de la Corte marca un antes y un después en la lucha por la justicia reproductiva, y no hubiera sido posible sin el compromiso incansable de los movimientos feministas a nivel local, nacional regional y global.
La sentencia responde a un recurso de amparo interpuesto por la organización de la sociedad civil (OSC) Grupo de Información en Reproducción Elegida (GIRE). Obliga al Congreso Federal a derogar los artículos del Código Penal Federal que criminalizan el aborto. De efecto inmediato, la decisión significa que ni quienes soliciten abortos ni quienes los practiquen podrán ser castigados por ello. La sentencia también garantiza el derecho a acceder al procedimiento en todas las instituciones de la red del sistema federal de salud, que atiende a la mayoría de la población, incluso en los estados donde el delito continúa siendo tipificado como delito.
VOCES DESDE LAS PRIMERAS LÍNEAS
Brenda Rodríguez es coordinadora de comunicación de GIRE, una organización feminista y de derechos humanos que lleva casi 30 años trabajando para que las mujeres y otras personas con capacidad de gestar puedan ejercer sus derechos reproductivos.
La reciente sentencia de la Corte marca un antes y un después en la lucha por la justicia reproductiva, y no hubiera sido posible sin el compromiso incansable de los movimientos feministas a nivel local, nacional regional y global, de los cuales GIRE es parte.
El cambio cultural que ha impulsado el movimiento feminista en toda la región latinoamericana ha sido fundamental para los avances tanto en una normativa a favor del derecho a decidir, como en la despenalización social y el acceso al aborto como un servicio de salud.
GIRE ha trabajado por el derecho a decidir por más de 30 años, en los que ha trabajado de la mano de personas tomadoras de decisión, medios de comunicación, opinión pública y muchas organizaciones y colectivas. El camino andado ha resultado en una red fuerte en todos los frentes que ha logrado la despenalización social del aborto, a partir del reconocimiento de la autonomía reproductiva como derecho.
Nuestro trabajo ha sido integral. Hemos realizado informes que dan cuenta de la situación del aborto en el país y hecho recomendaciones específicas para que se garantice como un servicio de salud. Hemos realizado trabajo de incidencia en política pública y acompañado casos de violaciones de derechos humanos por denegación del derecho al aborto. El trabajo en comunicación también ha sido fundamental, pues hemos colocado el tema del aborto en el debate público, contribuyendo a su despenalización social.
Específicamente, la estrategia para derogar el delito de aborto a nivel federal surgió hace dos años. En septiembre de 2021, con motivo de una acción de inconstitucionalidad en contra del código penal del estado de Coahuila, la Suprema Corte de Justicia de la Nación declaró por unanimidad que la criminalización absoluta del aborto consentido es inconstitucional. A partir de este precedente, en septiembre de 2022, como parte de una estrategia jurídica para eliminar el delito de aborto autoprocurado y consentido en todos los códigos penales, GIRE presentó un recurso de amparo contra el Congreso de la Unión y el Ejecutivo Federal por haber emitido una regulación que criminaliza el aborto consentido.
Fue en respuesta a este amparo que la Corte reiteró que la criminalización absoluta del aborto viola los derechos humanos de mujeres y personas gestantes.
Este es un extracto editado de nuestra conversación con Brenda. Lea la entrevista completa aquí.
Un mosaico legislativo
La tendencia hacia la despenalización se inició en 2007 en Ciudad de México, y tuvieron que pasar 12 años para que Oaxaca siguiera sus pasos. El cambio se aceleró en los últimos años y dos estados, Hidalgo y Veracruz, legalizaron el aborto en 2021.
En septiembre de 2021, la Corte Suprema federal emitió el primer fallo de su historia sobre el derecho al aborto, reconociendo por unanimidad el derecho constitucional a recibir servicios de aborto seguros, legales y gratuitos durante un “breve periodo” en las primeras etapas del embarazo, y por determinadas causales en etapas más avanzadas. La sentencia se produjo en respuesta a una demanda contra Coahuila, estado norteño fronterizo con Texas, que imponía penas de prisión de hasta tres años por aborto voluntario.
Aunque esta sentencia sólo prohibió al estado de Coahuila criminalizar a quienes abortaran, tuvo un impacto más amplio: en otros estados los jueces ya no podrían imponer condenas por el delito de aborto voluntario en las primeras fases del embarazo.
Cuando la Suprema Corte emitió el fallo sobre Coahuila, apenas cuatro entidades federativas permitían el aborto a petición hasta las 12 semanas. Pero varias más han cambiado sus leyes desde entonces: la que lo hizo más recientemente fue Aguascalientes, donde la despenalización llegó apenas una semana antes del último fallo de la Suprema Corte.
Para entonces, el aborto a petición era legal en 12 de los 32 estados mexicanos. Los 32 estados también permitían el aborto en embarazos producto de violación, la mayoría lo permitía cuando fuera necesario para salvar la vida de la persona gestante, y varios lo permitían en casos de riesgo para la salud de la persona gestante o de anomalías congénitas fetales graves.
Sin embargo, la experiencia regional comparada sugiere que condicionar el aborto a motivos excepcionales que deben ser probados tiende a dar lugar a la denegación del acceso. Además, en México, el acceso de mujeres particularmente vulnerables se ha visto a menudo restringido por la resistencia de las burocracias y las instituciones médicas, incluso en estados donde el aborto era legal.
Una seguidilla de sentencias progresistas
Dos días después de su sentencia sobre Coahuila, la Suprema Corte emitió otra sentencia en la que declaraba inconstitucional que las leyes estaduales redefinieran el concepto jurídico de persona protegiendo la “vida humana desde la concepción”, una disposición que numerosos estados habían insertado en sus constituciones en la última década, con el objetivo de permitir la penalización del aborto.
Esta segunda sentencia se refería a una demanda relativa al estado de Sinaloa y no se aplicaba automáticamente a otros estados, por lo que las activistas por los derechos de la mujer se propusieron impugnar cláusulas constitucionales similares en otros estados.
Poco después, el 20 de septiembre de 2021, la Suprema Corte declaró inválido el principio de objeción de conciencia del personal médico tal como figura en la Ley General de Salud, e instruyó al Congreso federal a elaborar una legislación que balanceara el derecho de médicos y enfermeras a negarse a realizar un procedimiento con el derecho de las personas embarazadas a acceder a un servicio básico de salud.
Esto validó la estrategia de las activistas por los derechos de las mujeres de tratar de suplir la ausencia de una ley federal que reconociera el derecho al aborto poniendo el foco en otras leyes federales, como la Ley General de Salud, que incluye el riesgo a la salud física y emocional como causales de aborto legal, y la Ley General de Víctimas, que establece que la palabra de una mujer embarazada alcanza para que un embarazo sea considerado producto de violación.
Un par de meses antes, la Corte Suprema también había declarado inconstitucionales los plazos establecidos por algunos estados para la interrupción de embarazos producto de violación.
Sobre la base del precedente de 2021, la sentencia de 2023 extendió la despenalización a todo México. Ahora el Congreso tiene plazo hasta el final de su actual periodo de sesiones, que se extiende hasta el 15 de diciembre, para modificar las cláusulas del Código Penal que penalizan el aborto.
Pero incluso después de que el Código Penal federal sea enmendado, el aborto seguirá siendo un delito a nivel estadual en 20 estados. Esto significa que en esos estados se seguirán presentando denuncias por aborto. En la mayoría de los casos, los jueces deberán eventualmente desestimar las acusaciones, pero las mujeres seguirán sometidas a barreras e incertidumbres innecesarias, sobre todo por falta de claridad en relación con los plazos dentro de los cuales estaría permitido abortar. Por este motivo, el movimiento por los derechos de las mujeres continúa presionando a nivel local para que el aborto sea despenalizado en todos los estados mexicanos. Para ello, junto con colectivos locales, GIRE ya ha interpuesto amparos contra los 20 estados que aún criminalizan el aborto.
VOCES DESDE LAS PRIMERAS LÍNEAS
Adriana Jiménez Patlán es directora de la Red por los Derechos Sexuales y Reproductivos en México, una red ciudadana de mujeres y jóvenes activistas que difunde información y defiende, exige y vigila el respeto de los derechos sexuales y reproductivos en México.
La despenalización del aborto es un enorme logro colectivo del movimiento feminista de México, un movimiento que se mueve en forma articulada en distintos ámbitos y que abarca desde las que informamos y generamos espacios de debate hasta las abogadas que redactan proyectos de ley en favor de los derechos de las mujeres.
Pero debemos tener memoria: el aborto legal, libre y seguro no es una demanda reciente, no comenzó con la marea verde, el movimiento regional que surgió en Argentina y cobró impulso desde mediados de la década de 2010. Es un tema que el movimiento feminista viene impulsando por lo menos desde los años ‘70, cuando feministas en la academia y el movimiento sindical ya abogaban por la despenalización del aborto y maestras y enfermeras reclamaban educación sexual integral para estudiantes de escuelas públicas. Numerosas compañeras y organizaciones nos precedieron en la lucha y nos prepararon el camino para que al fin consiguiéramos el aborto libre, seguro y gratuito.
La incidencia y el trabajo comunitario han marcado la diferencia en esta lucha. Desde nuestra organización nos hemos dedicado a brindar información sobre las causales de aborto legal y a articularnos entre instituciones para que otras organizaciones especializadas puedan capacitar a médicos y enfermeras para asegurar que se brinde el servicio.
Estamos en 12 estados del país, donde nos dedicamos sobre todo a la distribución de información y el armado de redes. Por un lado, brindamos información a mujeres en parques, escuelas, calles y puerta a puerta, en comunidades indígenas, áreas rurales y periferias. Les hacemos saber que el aborto existe y es una opción. También impulsamos redes de mujeres en todo el país para facilitar el acceso al aborto seguro con medicamentos.
Asimismo, trabajamos en red con instituciones que brindan servicios de salud y con otras OSC como Ipas y GIRE, para potenciar el impacto de nuestro trabajo por los derechos de las mujeres mexicanas.
Este es un extracto editado de nuestra conversación con Adriana. Lea la entrevista completa aquí.
Tendencias globales y regionales
Unos cuantos reveses de gran repercusión no deben ocultar el hecho de que la tendencia global dominante, en la cual se inscribe México, es de progreso en materia de derechos sexuales y reproductivos. Según el Centro de Derechos Reproductivos, la gran mayoría de los países que han modificado sus leyes nacionales sobre el aborto en las dos últimas décadas lo han hecho para volverlas menos restrictivas. Solamente cuatro países han ido en sentido contrario: El Salvador, Estados Unidos, Nicaragua y Polonia.
Varios países latinoamericanos se han visto arrastrados por la “marea verde” que se originó en Argentina, liberalizando cada vez más las leyes sobre el aborto. Antes de la década de 2010, el aborto era legal en un solo país latinoamericano, Cuba. En 2012 se legalizó en Uruguay y ocho años después en Argentina.
Esto pareció marcar un punto de inflexión. La Corte Constitucional de Colombia despenalizó el aborto en febrero de 2022, y otros países, como Chile y Ecuador, lo han legalizado desde entonces por causales limitadas, y en particular cuando el embarazo es consecuencia de una violación, lo que las organizaciones de derechos de las mujeres de esos países consideran un mojón en el camino hacia la plena legalización.
El aborto a demanda es legal en 75 países del mundo, con frecuencia hasta las 12 semanas de gestación. Alrededor de una docena de países más lo permiten por razones socioeconómicas amplias. Muchos más lo permiten por motivos específicos: 49 por motivos de salud y 41 para salvar la vida de la persona gestante.
Pero en 24 países el aborto está prohibido bajo cualquier circunstancia, y en total el 40% de las mujeres en edad reproductiva viven bajo leyes restrictivas del aborto. Estas restricciones tienen un impacto significativo sobre las mujeres: se calcula que cada año los abortos inseguros cuestan la vida de 39.000 mujeres y niñas.
La lucha por el acceso efectivo
Es posible que el cambio legal a nivel estadual en todo México no sea la tarea más difícil que queda por delante. Los grupos mexicanos de defensa de los derechos de las mujeres se están preparando para lo que promete ser una larga batalla por el acceso efectivo. Confían en que, al menos por ahora, gracias a décadas de duro trabajo la opinión pública está de su lado. Pero saben que, aunque la resistencia frontal sea menor que en el pasado, sigue habiendo fuerzas poderosas que se oponen al cambio. La resistencia se manifiesta en la imposición de barreras que impiden el acceso efectivo, sobre todo de personas de los grupos más excluidos de la sociedad, a lo que ahora es reconocido como un derecho.
La despenalización es un gran primer paso, pero luego es importante actuar frente a la negación del acceso efectivo a los servicios.
La denegación del acceso puede adoptar muchas formas: largos tiempos de espera, necesidad de múltiples citas médicas y consentimiento paterno o marital, desinformación y extensión de la objeción de conciencia de miembros individuales del personal de salud a instituciones completas.
La salud sexual y reproductiva, incluidos los procedimientos de aborto, constituye atención sanitaria básica y debería ser fácilmente accesible a todas las personas. Las feministas mexicanas lo tienen claro, y seguirán luchando para cambiar tanto las políticas como las mentalidades para que a nadie pueda serle denegado el acceso a sus derechos.
NUESTROS LLAMADOS A LA ACCIÓN
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Los tribunales y legislaturas de todos los estados mexicanos deben actualizar las leyes estaduales para eliminar las restricciones a la interrupción voluntaria del embarazo.
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Los grupos mexicanos de defensa del derecho al aborto deben acompañar a las mujeres que deseen abortar para garantizar que puedan acceder a los servicios que necesiten.
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Las activistas mexicanas por el derecho al aborto deben profundizar intercambios, compartir estrategias y prestar apoyo a sus pares de toda la región para impulsar la tendencia progresista regional.
Foto de portada de Silvana Flores/AFP vía Getty Images