El Foro Político de Alto Nivel (FPAN) anual, que examina los avances en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), se está celebrando actualmente. En este foro, los Estados rinden cuentas sobre la implementación de los 17 objetivos destinados a lograr la paz y la prosperidad para todos. Sin embargo, los ODS están lejos de avanzar adecuadamente, especialmente el ODS 16, que incluye compromisos para proteger los derechos fundamentales. El fracaso en la consecución del ODS 16 se refleja en el deterioro de las libertades cívicas en muchos países. La sociedad civil es necesaria para el éxito de los ODS, pero la restricción del espacio cívico dificulta su participación activa. Además, la sociedad civil está ampliamente excluida del proceso del FPAN.

Cada año, la comunidad internacional se reúne en la sede de las Naciones Unidas (ONU) en Nueva York para hacer balance de los avances en el plan mundial para la paz y la prosperidad acordado por todos los Estados en 2015. Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) -un conjunto interconectado de 17 objetivos con 169 metas- se comprometen a erradicar la pobreza y el hambre, garantizar un planeta habitable y sostenible, y lograr la igualdad de género, entre otros muchos objetivos loables. Centrados en los derechos humanos, la justicia social y la rendición de cuentas, los ODS reflejan un firme respaldo por parte de la sociedad civil. Deberían alcanzarse para 2030, pero están lejos de estar en la senda correcta.

El reciente informe de la ONU sobre los ODS revela la magnitud de la brecha en su implementación. El informe destaca el aumento de las desigualdades, la escalada de la crisis climática, la aceleración de la pérdida de biodiversidad y los escasos avances en materia de igualdad de género. Estos desafíos se han visto exacerbados por conflictos devastadores en Gaza, Sudán, Ucrania y otros lugares, teniendo como consecuencias violaciones masivas de los derechos humanos y provocando el desplazamiento forzoso de unos 120 millones de personas en todo el mundo.

Resulta alarmante que apenas el 17% de los objetivos estén bien encaminados. Ha habido avances mínimos o moderados en alrededor de la mitad de ellos. Peor aún, los progresos en más de un tercio de los objetivos se han estancado o han retrocedido. Ninguno de los objetivos destinados a acabar con la pobreza o enfrentar la crisis climática se está cumpliendo, y sólo uno de los nueve objetivos de igualdad de género avanza de manera adecuada.

ODS16 y espacio cívico

Este es el contexto revelador en el que se está llevando a cabo la revisión anual de los avances en los ODS. Durante el Foro Político de Alto Nivel (FPAN) de este año, celebrado del 8 al 18 de julio, representantes de 36 países exponen sus logros en los ODS, presentando informes conocidos como Exámenes Nacionales Voluntarios (ENV).

Uno de los objetivos que se revisarán este año es el ODS16. Centrado en la paz, la justicia y las instituciones responsables, eficaces e inclusivas, se trata de un objetivo clave para la sociedad civil. Incluye metas cruciales para proteger las libertades fundamentales, garantizar el acceso a la información y asegurar una toma de decisiones inclusiva, participativa, reactiva y representativa. Estos compromisos tan arduamente conseguidos reconocen la importancia de la rendición de cuentas, la participación y la transparencia para alcanzar los ODS.

El ODS 16 es decisivo para la sociedad civil porque aborda las libertades fundamentales, incluidas las libertades cívicas clave de asociación, expresión y reunión pacífica. Estas libertades son indispensables para que la sociedad civil pueda desempeñar todas sus funciones, ya sea proporcionando servicios, abogando por cambios en las políticas o exigiendo responsabilidades de quienes toman decisiones económicas y políticas. Cuando se protegen las libertades fundamentales, los ciudadanos pueden organizarse, movilizarse y expresarse para dar forma a las estructuras económicas, sociales y políticas que afectan sus vidas. Si se respeta el ODS 16, esto significa que la sociedad civil está capacitada para colaborar con los gobiernos y el sector privado en la consecución de todos los objetivos.

Uno de los indicadores del ODS 16 deja en evidencia lo que implica el éxito o el fracaso en la protección de las libertades fundamentales: cuenta el número de defensores de los derechos humanos, trabajadores de los medios de comunicación y sindicalistas que han sido asesinados, secuestrados, desaparecidos, detenidos arbitrariamente y torturados. Eso es lo que está en juego.

Sin embargo, el último informe revela una realidad preocupante: ninguna meta del ODS 16 va por buen camino. Una de las principales razones de esta situación, así como del escaso progreso general en los ODS, es la restricción del espacio cívico en muchos países. Según el CIVICUS Monitor, nuestro proyecto de investigación colaborativa que monitorea el estado del espacio cívico, sólo alrededor del 2% de la población mundial vive en condiciones de espacio cívico abierto, donde la sociedad civil es libre de existir y operar. La situación se ha deteriorado con el tiempo, y el espacio cívico se ha ido cerrando en un número creciente de países. Entre los 36 países que presentarán su informe este año, sólo tres -Austria, Palaos y Samoa- tienen un espacio cívico abierto.

Esta situación va en contra de la vocación de los ODS. Cuando el espacio cívico no está abierto, los ciudadanos tienen una capacidad limitada para exigir el progreso social y económico que se espera de los ODS y para asegurarse que el desarrollo se adapte a sus necesidades. Aquellos que denuncian la corrupción, exigen responsabilidades y defienden los derechos de los grupos excluidos, suelen ser objeto de ataques.

En muchos países del mundo, las organizaciones de la sociedad civil y los activistas están siendo perseguidos. Se enfrentan a nuevas leyes restrictivas y al abuso de una legislación supuestamente destinada a combatir amenazas como el terrorismo, la ciberdelincuencia y la desinformación. Las organizaciones ven cuestionada y cortada su financiación. Las autoridades recurren cada vez más a la detención y encarcelamiento de manifestantes y a la violencia contra las protestas para intentar reprimir el activismo. Cada vez son más los Estados que criminalizan a activistas de derechos humanos y periodistas. Quienes están más expuestos son aquellos que desafían las relaciones de poder económico, político y social: activistas ambientales, defensores de los derechos indígenas, de las personas LGBTQI+ y de las mujeres.

Necesidad de acceso

Enfocándose más en la implementación del ODS 16 y exigiendo que los Estados rindan cuentas por sus acciones en este ámbito, se podría empezar a revertir las preocupantes tendencias respecto al espacio cívico. El FPAN anual podría ofrecer una oportunidad clave para ejercer cierta presión. Pero la restricción de la sociedad civil a nivel nacional se refleja en su exclusión a nivel internacional. Los Estados que reprimen a la sociedad civil en su propio país suelen crear obstáculos para su participación en los procesos organizados por las Naciones Unidas.

La sociedad civil sigue siendo relegada constantemente en los procesos de las Naciones Unidas. El FPAN no es una excepción, ya que no prevé ninguna disposición oficial para incluir las voces de la sociedad civil en los procesos de los ENV. Lo único que pueden hacer las organizaciones de la sociedad civil es elaborar “informes alternativos” paralelos y presentarlos al margen del foro. Esta situación socava el potencial de la sociedad civil para una participación significativa y obstaculiza su capacidad para exigir responsabilidades a los Estados. Además, la duplicación de esfuerzos y las incoherencias en los datos hacen que el proceso sea ineficiente.

Una oportunidad clave para el cambio se perdió el año pasado, cuando las Naciones Unidas celebraron una cumbre sobre los ODS como parte de la apertura de la Semana de alto nivel de la Asamblea General anual de la ONU en Nueva York. A pesar de reconocer la lentitud en el progreso y la retrocesión de ciertos avances recientes, los Estados se limitaron principalmente a reafirmar compromisos existentes. No asumieron ningún nuevo compromiso financiero significativo y, en cuanto a la sociedad civil, la declaración final de la cumbre apenas mencionó la necesidad de involucrar a todas las partes interesadas relevantes.  El espacio cívico no fue mencionado.

Los ODS no se alcanzarán sin un entorno en el que la sociedad civil pueda prosperar y participar de manera significativa en los procesos internacionales de toma de decisiones y rendición de cuentas, sin temor a represalias. Por ello, muchas organizaciones de la sociedad civil se han unido bajo la iniciativa UNMute Civil Society para abogar por medidas concretas contra la exclusión de la sociedad civil de las iniciativas de la ONU. Las Naciones Unidas deben abrazar estas ideas, mostrar liderazgo y compromiso para hacer frente a las restricciones del espacio cívico integrando a la sociedad civil en el FPAN.

NUESTROS LLAMADOS A LA ACCIÓN

  • Los Estados deben comprometerse a trabajar en plena colaboración con la sociedad civil para hacer realidad los ODS, entre otras cosas abriendo el espacio cívico.
  • La ONU debe introducir reformas que permitan la participación de la sociedad civil, empezando por el nombramiento de un enviado de la sociedad civil de la ONU para integrar a la sociedad civil en los procesos de la ONU.
  • Los Estados que tienen un espacio cívico más abierto y apoyan más a la sociedad civil deberían liderar la ampliación del papel de la sociedad civil en los procesos de la ONU.

Para entrevistas o más información, póngase en contacto con research@civicus.org

Foto de portada de Timothy A. Clary/AFP vía Getty Images