Un nuevo Papa en un momento decisivo: las esperanzas de la sociedad civil con León XIV
El Papa León XIV llega al papado en un momento de inmensa agitación y polarización mundial. Su actividad en redes sociales ha sido minuciosamente analizada en busca de indicios sobre si mantendrá las posturas mayormente progresistas de su predecesor en diversos temas fundamentales. La enorme comunidad de fieles de la Iglesia católica, particularmente en el Sur global, ofrece al nuevo Papa una plataforma única para ejercer un liderazgo moral que escasea a nivel mundial. El Papa León debería enfrentarse a las fuerzas regresivas que atacan a las personas LGBTQI+ y a los migrantes, promover la acción climática e impulsar la paz en los numerosos conflictos del mundo.
El 8 de mayo, cuando el humo blanco que salía de la Capilla Sixtina anunciaba la elección del sucesor del Papa Francisco, una audiencia mundial que superaba con creces a los 1.400 millones de católicos bautizados fijó su atención en el Vaticano. El nuevo Papa, heredero de una línea que se remonta casi 2.000 años, fue rápidamente sometido a un fenómeno muy contemporáneo: apenas había pronunciado su primer discurso cuando la gente comenzó a escudriñar su historial en redes sociales en busca de indicios sobre sus posiciones. En el contexto de la actual guerra cultural, el simple hecho de que los empresarios políticos de la extrema derecha se apresuraran a denunciar al nuevo Papa como “woke” dio a los progresistas razón suficiente para acoger su elección con beneplácito.
El papel que León elija desempeñar será profundamente importante. Las cifras por sí solas convierten su nombramiento en un acontecimiento de relevancia mundial: el cristianismo es la religión más grande del mundo, y el catolicismo su rama más numerosa. Los católicos constituyen más del 17% de la población del planeta y residen predominantemente en el Sur global. El catolicismo aún es abrumadoramente la religión dominante en América Latina, y la fe sigue expandiéndose, especialmente en África.
Esto otorga al Papa una enorme influencia moral, que puede emplear para el bien – como al exigir acción climática y promover la compasión hacia los migrantes y refugiados – o para el mal, por ejemplo manteniendo restricciones sobre los derechos de las mujeres y las personas LGBTQI+. El Papa es, indiscutiblemente, un líder mundial. En una era dominada por figuras políticas populistas y nacionalistas de derecha que atacan los derechos humanos, como lo ilustra la administración Trump, la voz del Papa puede ofrecer un contrapeso vital. De ahí que el nombramiento de León sea un hecho especialmente relevante para la sociedad civil y la comunidad global de derechos humanos.
El legado progresista del Papa Francisco
El Papa Francisco abrió nuevos caminos. El argentino, primer Papa latinoamericano, mantuvo un estilo de vida austero y rechazó muchos de los lujos asociados a su posición. No rehuyó la controversia; alzó su voz para defender los derechos de las personas migrantes y refugiadas y de las numerosas personas que viven en la pobreza alrededor del mundo. Criticó el populismo de derecha, la economía neoliberal y la ofensiva israelí sobre Gaza. Instó a tomar medidas contra el cambio climático e impulsó iniciativas para que las mujeres desempeñen un papel más prominente en la Iglesia y para abrir la posibilidad de dar la bendición a parejas del mismo sexo.
Bajo su liderazgo, la oficina papal se convirtió en la de un diplomático internacional cuando ayudó a negociar un acercamiento entre Cuba y Estados Unidos, que fue posteriormente revertido. No obstante, también fue criticado por su visible reticencia a condenar la agresión de Vladimir Putin mientras intentaba facilitar negociaciones de paz entre Rusia y Ucrania. Enfrentó acusaciones de colaboración con la última dictadura argentina, y mantuvo la oposición de la Iglesia a la llamada “ideología de género”, término frecuentemente utilizado para socavar las reivindicaciones de derechos de las mujeres y las personas LGBTQI+, y en particular de las personas trans.
Si bien Francisco adoptó muchas posturas progresistas, esto no garantizaba que su sucesor fuera a seguir el mismo camino. Históricamente, a un Papa considerado liberal suele sucederle otro más conservador. Sin embargo, Francisco redujo esta posibilidad al nombrar a 163 cardenales de 76 países. Muchos provenían de países del Sur Global, incluidos varios que nunca habían recibido tal reconocimiento, como El Salvador, Malí y Timor Oriental. Nombró al primer cardenal indígena latinoamericano y al primero procedente de la excluida comunidad dalit de la India.
Francisco nombró al 79% de los actuales cardenales menores de 80 años, que eran quienes estaban en condiciones de votar en la elección del nuevo Papa. Entre ellos se encontraba León, elevado al cardenalato en 2023. Por primera vez, el cónclave contó con una mayoría no europea, ya que solo 52 de los 133 electores eran europeos.
Nadie fuera de los muros del Vaticano jamás conocerá los secretos del cónclave celebrado los días 7 y 8 de mayo, que en su cuarta votación eligió a León, pero es posible que fuera la reestructuración llevada a cabo por Francisco la que evitó una elección profundamente regresiva. El resultado marcó un hito histórico: León es el primer Papa estadounidense, y su doble nacionalidad peruana lo convierte también en el primer Papa de este país. Conocido por haber sido un aliado de Francisco, aunque menos expresivo en sus opiniones, es posible que haya emergido como una opción de consenso.
Las especulaciones se centraban en la posibilidad de que el cónclave eligiera al primer Papa africano, con candidatos de la República Democrática del Congo (RDC), Guinea y Ghana. Esto podría haber representado un avance positivo para el liderazgo moral en materia de acción climática, pero habría frustrado las esperanzas de progreso en materia de derechos de las personas LGBTQI+. Fridolin Ambongo Besungu, de la RDC, por ejemplo, ha abogado por una mayor adopción de energías renovables, pero también ha calificado los intentos de reconocimiento legal de las parejas del mismo sexo como “imperialismo occidental”.
Muchos en la sociedad civil favorecían a Luis Antonio Tagle de Filipinas. Considerado el candidato más afín a Francisco, ha defendido una mayor aceptación de las personas LGBTQI+ y el reconocimiento de los derechos de migrantes y refugiados. Pero entre las opciones figuraban también varios tradicionalistas de línea dura, como el húngaro Péter Erdő, estrechamente vinculado con el gobernante de línea dura de su país, Viktor Orbán, y con el gobierno ruso. Con él al frente, se hubiera desvanecido toda esperanza de que la Iglesia adoptara una postura progresista en materia de derechos humanos. Afortunadamente, el peor escenario se evitó.
Los primeros días: promesa y controversia
Se suponía que la nacionalidad de León le jugaría en contra: siendo Estados Unidos la potencia mundial dominante, la opinión generalizada sostenía que el Papa debía provenir de otro país para evitar sospechas de influencia indebida del gobierno de su país de origen. En esta era dominada por Trump, es difícil evitar la impresión de que algunos de quienes eligieron a un papa estadounidense trataban de enviar con ello un mensaje – aunque solo el tiempo dirá si se trató de un mensaje de adulación o de desafío.
Los derechistas estadounidenses – muchos de los cuales, como el vicepresidente JD Vance, abrazan el catolicismo conservador – dejaron clara su interpretación del mensaje al reaccionar con indignación. Otro católico conservador, el ex estratega de Trump Steve Bannon – asiduo difamador del Papa Francisco – presionó agresivamente por el nombramiento de un Papa conservador, y específicamente a favor de Erdő. Ciertos partidarios de Trump que habrían prometido cuantiosas donaciones si el cónclave elegía a un papa de su agrado se movilizaron rápidamente contra la elección de su conciudadano, a quien tildaron de “Papa marxista”.
In the days leading up to the conclave to elect Pope Francis' successor, wealthy American business leaders, philanthropists and conservative activists have descended on Rome and Vatican City to meet, fete and dine with churchmen. https://t.co/fDyovh1Xso
— NCR (@NCRonline) May 5, 2025
Entre las acciones de León previas a su elección que se consideraron polémicas se contó el hecho de que compartiera en Twitter/X un enlace a un artículo de opinión que contradecía a Vance, quien había argumentado que los cristianos debían priorizar su amor por los miembros de su comunidad inmediata por sobre las personas de otros lugares. León también había compartido una publicación que criticaba a Trump y al líder de mano dura de El Salvador, Nayib Bukele, por la deportación ilegal del migrante Kilmar Abrego García.
En publicaciones anteriores, había respaldado la acción climática y aparentemente había apoyado el control de armas, y había defendido a los inmigrantes indocumentados y expresado solidaridad con George Floyd, el hombre negro cuyo asesinato a manos de la policía en 2020 desencadenó el resurgimiento del movimiento Black Lives Matter. La elección del nombre León también pareció indicar una intención reformista. Por otro lado, rápidamente salió a la luz un historial de comentarios anti-LGBTQI+. León también ha sido acusado de manejar inadecuadamente denuncias de abusos sexuales contra sacerdotes bajo su supervisión.
Voces desde las primeras líneas
Paul Elie es investigador senior del Centro Berkley para la Religión, la Paz y los Asuntos Mundiales de la Universidad de Georgetown.
En su primer discurso público desde la Logia de San Pedro, León XIV utilizó la palabra paz, o variaciones de la misma, diez veces. Este énfasis conectó directamente con la visión del Papa Francisco sobre el panorama global actual como una “Tercera Guerra Mundial fragmentada”, la expresión que utilizaba para describir los numerosos conflictos violentos en curso.
Le guste o no, León XIV emerge como un pontífice de tiempos de guerra. Asume su papel en un momento de violencia y división generalizadas, pero sus primeras declaraciones sugieren que está preparado para ser un Papa de la paz.
Pocos días después de su elección, volvió a referirse a los conflictos actuales e hizo hincapié en la paz, la solidaridad y la juventud en sus conversaciones con periodistas. Esto indica que considera el rol papal como fundamental para la promoción de la paz en un mundo fracturado.
El Papa Francisco también ayudó a la Iglesia a articular la interconexión de los problemas mundiales: el cambio climático afecta desproporcionadamente a las personas pobres, lo que resulta en privación de recursos, lo que alimenta la migración, la cual a su vez desencadena la xenofobia. Estos vínculos están arraigados en la doctrina católica y quedaron especialmente claros en las encíclicas de Francisco: Laudato Si’, sobre el cuidado de nuestra casa común, y Fratelli Tutti, sobre la solidaridad humana. Por lo tanto, parece razonable esperar que el Papa León continúe en esa dirección, reconozca la intersección entre estos desafíos globales y responda con una visión moral unificada.
El Papa Francisco realizó cambios complejos en la forma de abordar determinados temas y en su enfoque pastoral, pero también introdujo cambios a nivel práctico: por ejemplo, incorporó a mujeres en posiciones de liderazgo y realizó gestos públicos de inclusión hacia las personas LGBTQI+, sin necesariamente alterar la doctrina formal. Pero quizás su aporte más significativo haya sido su cultura de apertura.
Durante los papados de Juan Pablo II y Benedicto XVI, la Iglesia se mostraba más cerrada al debate sobre ciertos temas. El Papa Francisco cambió esta dinámica y dejó claro que la Iglesia es una institución viva y dinámica. El Papa León XIV, por el simple hecho de ser el primer Papa norteamericano, ya representa un cambio significativo. Aún desconocemos qué cambios específicos implementará, pero parece probable que esta apertura continúe y que los temas previamente cerrados permanezcan abiertos al debate.
Este es un extracto editado de nuestra conversación con Paul. Lea la entrevista completa (en inglés) aquí.
Una voz moral en tiempos turbulentos
Para la sociedad civil, las acciones futuras de León serán más relevantes que su historial en las redes sociales. Ya hay algunos indicios alentadores. León ha mostrado una actitud más comprensiva hacia Ucrania y ha exigido la liberación de periodistas encarcelados.
Lo más probable, a juzgar por la trayectoria de León hasta la fecha, es que sea menos vehemente que su predecesor y se incline más hacia la negociación y el compromiso. Sin embargo, el papado ofrece una plataforma radicalmente distinta a la de un cardenal, y León debería tener presente que ha asumido el pontificado en un momento de enorme conflicto, polarización y cambio, en el cual muchos de los principios reconocidos de la política y la gobernanza están siendo desmantelados, y donde las instituciones globales y la idea de un orden basado en reglas enfrentan presiones sin precedentes. Actualmente hay un vacío de liderazgo moral en el mundo, y él debería contribuir a llenarlo.
NUESTROS LLAMADOS A LA ACCIÓN
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El Papa León XIV debería seguir el ejemplo del Papa Francisco y alzar su voz por la acción climática y en defensa de los derechos de las personas migrantes y refugiadas.
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El Papa León XIV debe comprometerse a actuar para que la Iglesia Católica sea más inclusiva hacia las mujeres y las personas LGBTQI+.
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La Iglesia católica debería abrirse a un diálogo más amplio con sectores diversos de la sociedad civil.
Para entrevistas o más información, póngase en contacto con research@civicus.org
Foto de portada de Eloísa López/Reuters vía Gallo Images