“Noboa no recibió un cheque en blanco: deberá mostrar resultados concretos”
CIVICUS conversa sobre la elección presidencial de Ecuador con Jorge Tapia de los Reyes, coordinador del área de Democracia y Política y del Observatorio de Financiamiento Político de la Fundación Ciudadanía y Desarrollo (FCD). FCD es una organización de la sociedad civil ecuatoriana que trabaja para fortalecer la participación ciudadana, el control social y el gobierno abierto.
El 13 de abril, Daniel Noboa, candidato del movimiento Acción Democrática Nacional (ADN), fue electo presidente con casi 56% de los votos, superando ampliamente a Luisa González, del partido de izquierda Revolución Ciudadana (RC). Noboa había sido electo en octubre de 2023 para completar el mandato interrumpido del expresidente Guillermo Lasso, por lo que esta elección le permitirá cumplir un mandato completo. En un país con altos niveles de inseguridad, la jornada fue pacífica y la participación alcanzó el 83%. La capacidad de Noboa para enfrentar al crimen organizado será clave para el éxito de su gobierno.
¿Qué tan sorpresiva fue la amplitud de la victoria de Noboa?
El resultado electoral sorprendió a todos los analistas políticos. Las encuestas proyectaban una elección muy reñida, con diferencias que no superaban los dos o tres puntos porcentuales, aproximadamente entre 100.000 y 300.000 votos.
Sin embargo, la realidad en las urnas fue completamente distinta. Noboa se impuso con una diferencia superior a los 10 puntos, más de 1.200.000 votos de ventaja. Este fenómeno podría explicarse por lo que en ciencia política se conoce como “espiral del silencio” o “voto vergonzoso”. Muchos electores ocultaron su preferencia por Noboa en las encuestas o decidieron apoyarlo a último momento en vez de anular su voto.
¿Cuál fue la estrategia electoral de Noboa frente a la creciente inseguridad?
Ninguno de los candidatos presentó propuestas programáticas sólidas o detalladas durante la campaña. El debate electoral estuvo dominado por ataques personales y estrategias de desacreditación mutua.
Aun así, la inseguridad emergió como el tema central, y ahí Noboa encontró su principal fortaleza. Ecuador atraviesa una crisis de violencia sin precedentes, con un promedio alarmante de una muerte violenta cada hora durante el primer trimestre de 2025, convirtiendo al país en el más violento de América Latina.
La propuesta de Noboa adoptó un enfoque “securitista” y de mano dura. Su discurso enfatizó acciones concretas contra el crimen organizado, las mafias y el narcotráfico que han sembrado el terror en la población. Un movimiento estratégico muy comentado fue su reunión con Erik Prince, CEO de Blackwater, una controversial empresa de seguridad privada con experiencia en operaciones estadounidenses en zonas de conflicto como Afganistán e Irak. Este encuentro, criticado por sectores progresistas, reforzó su imagen de candidato decidido a enfrentar la violencia.
El equipo de comunicación de Noboa también supo capitalizar los errores de su rival. Mientras RC cuestionaba la actual hegemonía del dólar, Noboa se posicionó como defensor de la estabilidad monetaria, reforzando la dolarización. Si RC proponía soluciones comunitarias para la inseguridad tales como gestores de paz, Noboa apostaba por reforzar las instituciones tradicionales de seguridad: fuerzas armadas y policía nacional. En definitiva, Noboa capitalizó el temor colectivo a un posible retorno de la tendencia liderada por el expresidente Rafael Correa, a la que pertenece González, y logró presentarse como la garantía de la estabilidad y el orden.
¿Tienen fundamento las denuncias de fraude electoral de la oposición?
Rotundamente no. El Consejo Nacional Electoral (CNE) realizó una gestión técnicamente impecable que superó las expectativas. El sistema de verificación y conteo permitió una visualización transparente y actualizada de los resultados en tiempo real, eliminando toda sospecha de manipulación.
Además, la contundencia de la diferencia hace matemáticamente implausible cualquier escenario de fraude. Aunque RC ha denunciado supuestas irregularidades, tales como actas sin firmas, para justificar su petición de recuento, estas acusaciones perdieron credibilidad rápidamente al conocerse los resultados oficiales. Para ordenar un recuento, la CNE reclama pruebas, y no las hay.
Es más: en la mañana posterior a la elección, representantes de algunos partidos de oposición, diversas autoridades nacionales y observadores internacionales de la Organización de Estados Americanos y la Unión Europea ratificaron la integridad del proceso electoral. Este respaldo confirmó que la institucionalidad democrática ecuatoriana, pese a sus desafíos, funcionó adecuadamente.
¿Cómo contribuyó la sociedad civil a garantizar elecciones transparentes?
El rol de la ciudadanía organizada fue decisivo para el éxito del proceso democrático. A través de diversas iniciativas de vigilancia y monitoreo, la sociedad civil actuó como un contrapeso efectivo frente a posibles irregularidades.
La labor de la sociedad civil trascendió la observación electoral: apostamos por construir una ciudadanía informada y crítica. Entendemos a la democracia no solo como el acto de votar, sino como un proceso continuo de formación, información y participación. En esta línea, implementamos un sistema de monitoreo y verificación de noticias falsas en redes sociales para combatir la desinformación y sus efectos nocivos en el proceso electoral.
Muchas campañas de desinformación están diseñadas específicamente para generar miedo y apatía, desalentando la participación electoral. Nuestro trabajo buscó contrarrestar estas estrategias, proporcionando información verificada y recordando a la ciudadanía que solo el CNE tiene la autoridad legal para oficializar resultados o atender denuncias de irregularidades.
¿Qué desafíos prioritarios deberá enfrentar el gobierno de Noboa?
Aunque haya continuidad, debemos precisar que este será el primer gobierno completo de Noboa, ya que su gestión anterior fue un periodo de transición para completar el mandato del presidente anterior, Guillermo Lasso, tras su salida anticipada.
El desafío más urgente e ineludible será controlar la espiral de violencia. Noboa deberá implementar estrategias efectivas para reducir drásticamente los índices de homicidios y devolver la seguridad a los espacios públicos. Desde la sociedad civil exigimos un enfoque integral que vaya más allá de la respuesta puramente punitiva o militarizada, incorporando programas preventivos y de inclusión social que ofrezcan alternativas viables a jóvenes en contextos vulnerables, previniendo su captación por organizaciones criminales.
En el plano económico, el gobierno enfrenta una situación fiscal extremadamente frágil. La recaudación actual es insuficiente para cubrir el gasto operativo básico del Estado. Este problema se agravó durante la campaña electoral, cuando se destinaron aproximadamente 560 millones de dólares a bonos y pagos extraordinarios dirigidos a diversos sectores con el objeto de obtener sus votos. Funcionó: la ciudadanía se sintió escuchada, pero al mismo tiempo se comprometió la sostenibilidad fiscal. El nuevo gobierno deberá equilibrar las finanzas públicas sin descargar el ajuste sobre los sectores más vulnerables, enfocándose en mejorar la recaudación de grandes contribuyentes y combatir la evasión fiscal.
La gobernabilidad es otro desafío fundamental. Noboa enfrentará un parlamento fragmentado donde ninguna fuerza política tiene mayoría, lo que exigirá capacidad de negociación y construcción de consensos para avanzar en su agenda legislativa.
En materia de relaciones internacionales, Noboa deberá definir el posicionamiento estratégico de Ecuador en el complejo escenario de la guerra comercial entre China y Estados Unidos, ambos socios comerciales cruciales para la economía ecuatoriana. Particularmente sensible será el tema migratorio, considerando que la estabilidad de la dolarización ecuatoriana depende significativamente de las remesas enviadas por emigrantes ecuatorianos desde Estados Unidos, muchos de los cuales están siendo víctimas de políticas migratorias más restrictivas. Aunque Noboa ha iniciado conversaciones bilaterales sobre este tema, resta ver si logrará concretar protecciones especiales para la comunidad ecuatoriana frente a las deportaciones masivas ordenadas por Donald Trump.
Pero es crucial entender que Noboa no recibió un cheque en blanco. En gran medida, su victoria representa un voto de rechazo al proyecto político de RC más que un apoyo incondicional al programa de ADN. Por tanto, Noboa deberá construir una legitimidad propia basada en resultados concretos frente a los problemas más acuciantes del país.
Como sociedad civil, nuestro compromiso es mantener una vigilancia activa y constructiva sobre la gestión gubernamental. Nuestro rol no se acaba con las elecciones. Es fundamental que nos mantengamos organizados para exigir rendición de cuentas, denunciar posibles abusos y defender los valores democráticos. Solo una ciudadanía alerta y participativa puede garantizar que el Estado cumpla sus obligaciones.